Hoy 16 de Noviembre, hacen 30 años, estaba yo en mi apartamento del Cabrero, frente a la playa con la panza a punto de explotar. Me empezaron las contracciones, le dije a Petete: Llegó la hora, vámonos para la Clínica. La Vargas, —adoro a esa familia y su casta de médicos—.
Eso
si, antes me di un baño de pies a cabeza, pues quería recibir bien limpia a mi
segunda hija, —según los pronósticos de las ecografías—.
Nos
fuimos en un campero recién comprado, —un Suzuki—. Mi embarazo había sido
afortunado, pues pasamos de estar con las finanzas en cero a tener una empresa
próspera. Mi nuevo hijo venía con estrella, y estábamos pasando un buen momento.
En
la clínica, luego de los preparativos iniciales, estuve toda la noche despierta
y nada que “coronaba”… a las 8:30 AM, le dije a la enfermera: llamen a Raúl, mi
gineco-obstetra.
Al poco
rato, Raúl llegó y me llevaron para la sala de partos.
—Puja,
Judy—, me regañaba Raúl.
Yo no había dormido en toda la noche y estaba físicamente agotada.
Yo no había dormido en toda la noche y estaba físicamente agotada.
—Ay,
Raúl, ya no doy mas!!—gritaba yo…
—Huy,
tan grande y tan cobarde, dale, ombe!!, que esa criatura es cabezona!!
—
Ay, Raúl—seguía gimiendo yo, por qué es tan cabezóna, será anormal?
—Deja
la pendejá, no ves lo cabezona que eres tú. A quien más va a salir así?...
dale, que no tenemos todo el día!!
Puuuuuuujjjjeeee….
Y listo!!... sentí que salió…
—Ay,
que alivio!!
—Juera
Judy, y es un macho!!—dijo Raúl entusiasmado.
—Como???...
Ay, Dios mío que alegría, avísenle a Petete, por favor!!—gritaba yo emocionada
y berreando como loca. Fue una verdadera sorpresa saber que era un niño.
—Niña,
espérate que limpien al pelao!!—
—Ay,
no dénmelo así a mi muchacho por favor…
—Erda,
Judy, cám-mate—repetía Raúl gagueando
—
Y está bien despachao!! —
Después
de unos minutos me llevaron a ese hijo grandote, huesudo y FEO!!...Era feo,
pero era mi muchachote y con Petete no dejábamos de mirarlo y llorar.
Al
ratico le puse la teta en la boca y enseguida se pegó.
—Venías
con mucha hambre hijo.
Te cuento esta historia hoy, —que nunca te había contado—, porque esos pequeños detalles quizás no les concedí importancia, pero ahora sé que si los tienen para ti. Porque quiero que sepas, que desde que te ví te amé.
A las
la semana, lo que empezó como una manchita en la frente, se convirtió en un
lunar grande como una estrella. La estrella de David, como decidimos llamarte,
porque naciste para ser el Rey de nuestros corazones.
Fuiste
alguien que desde la panza nos trajiste suerte. A las dos o tres semanas, ese muchachito
feo, se había convertido en una criatura hermosa y sonriente con carita pícara
que encantaba a la gente que te conocía.
Cuando
empezaste a comer la sopita, eras el sueño de toda madre: Te comías el plato de
sopa con gusto!!... y no solo eso, repetías otro igual.
Y ahora,
sigues siendo luz para mi vida hijo, —junto con Nata—, así como también lo
fueron para su padre.
Estoy
muy orgullosa de ti, mi amor. Te pido perdón por cualquier cosa que haya hecho
y que te hizo sufrir.
Te
amo con todo mi corazón y hoy es un día de celebración por ese inolvidable día
que me hiciste tan feliz con tu venida a nuestras vidas.
Que
tengas un hermoso día y un resto de vida en paz y armonía, como mereces, por
ese gran corazón con el que Dios te dotó.
Solo
unos días más y nos daremos ese abrazo en vivo y en directo.
Tu
mamucha
Muchas felicidades David!!! Qué buena madre tenés, me ha emocionado con su ameno relato. Te deseo lo mejor!!!
ResponderEliminarQue bacano poder leer estas cosas. Yo que conozco a Judy, a Naty y a David, desde 1997, no hago sino corroborar ese núcleo de amor que hay entre ellos. Davi, feliz cumpleaños y Judy, felicitaciones por contarnos, de manera apasionada, todo lo que recuerdas de tus hijos. Chris.
ResponderEliminarGracias, Christian, no me había percatado que habías hecho la visita. Un beso grande papacito
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