miércoles, 21 de diciembre de 2011

A propósito de NAVIDAD

A Propósito de NAVIDAD, sepan perdonarme las personas que tienen ESPIRITU NAVIDEÑO y piensen que porque no pongo adornos, árbol, pesebre o no les envío tarjeticas, felicitaciones y regalos, no los tengo en mi corazón.




Si piensan que soy rebelde, tienen razón, mi espíritu rechaza el meterme en esa barahúnda de festejo colectivo, para celebrar una NAVIDAD desvirtuada del motivo inicial que la originó, y me incomoda ser feliz por decreto o regalar por obligación. La presencia de JESUS el Cristo, la festejo TODOS los días de mi vida y no solo el 25 de Diciembre.
La verdad es que siempre me sentía fastidiada en estas fechas, pero solo hasta ahora tengo el coraje para admitirlo. Además me trae malos recuerdos desde niña —y también de adulta—, pues algunos de esos días, padecía mas que gozaba, a saber: Estaba con la gente que no quería estar, solo porque DEBIA; Por lo tanto durante muchos años usé caretas de alegría, cuando en realidad me aburría o sentía desagrado. Con el tiempo he ido afinando mas este sentimiento y a raíz de que he empezado a hacerlo público, mucha gente se ha atrevido a confesarme que también estaban en desacuerdo con todo el “tropelín” que estas fiestas generan.
Admiten por ejemplo, que les parece agobiante el trabajo extra que tenemos en estas fechas, —sobretodo las mujeres—, que debemos tener la casa impecable, estar de “punta en blanco”, preparar la comida, comprar los regalos y miles de detalles mas que resultan agobiantes, como compartir con familiares políticos o consanguíneos, que debemos soportar.
Por otro lado, se abarrotan los supermercados, las tiendas, almacenes, las calles; las autopistas están a rebosar, se trancan las comunicaciones, etc. Y cual es el beneficio?... creo que poco comparado con la gran cantidad de recursos materiales y humanos que se mueven, solo porque es NAVIDAD. Una Navidad que muchas veces me ha dejado exhausta con tanta melosería ficticia y empalagosa.
Me gusta mas la idea de reunir a los miembros de mi familia y/o amigos con los que tengo química y empatía y festejar con ellos el solo hecho de estar vivos y de estar juntos. Ese es un gran y valedero motivo. No todos los cosanguíneos son de mi agrado y tengo que quererlos porque son mi familia? Hay amigos, en cambio, que se han ganado nuestro afecto y resulta mas motivante su compañía.
A mucha gente no va a gustarle lo que estoy escribiendo, pero con esta confesión, quiero que entiendan porque no envío tarjeticas, ni mando felicitaciones ni regalos. Lamento contaminar con este sentimiento a mis cercanos, —como mis hijos, mi esposo y hermanas— porque yo no voy a quererlos ni más ni menos porque me haga partícipe de este “gran negocio”que es la Navidad.
Reconozco que he celebrado y cocinado en algunas navidades, pero ahora solo cuando mis seres muy queridos estan conmigo. Y lo seguiré haciendo cuando me sienta a gusto, aprovechando que es feriado en casi todo el mundo y un poco por la fuerza de la tradición.
El año nuevo es otra cosa —al menos para mí—. Es siempre la esperanza de hacer un balance de nuestra vida, de renacer y aprovechar la oportunidad que nos brinda el calendario, para empezar con nuevos y mejores propósitos en nuestra realización como seres humanos y holísticos.
En fin, quedo más tranquila, ahora que ya no “tengo que cumplir” y regalaré y desearé felicidad cualquier dia que se me ocurra o por una razón especial.

Oropéndola


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