sábado, 17 de julio de 2010

AMARME A MI MISMO, COMO A MI PROJIMO

Amarse a sí mismo es una ley natural de los seres inteligentes y un deber fundamental para el desarrollo integral de los dones otorgados por Dios además de enaltecer su obra grandiosa.
Ama a tu prójimo, como a ti mismo: Este amor sin pasar por el mío, pierde soporte, porque soy incapaz de ofrecer de lo que carezco. Y me refiero a una dosis de amor propio coherente y moderado. El egocentrismo, por el contrario, conduce a girar en torno al artificio del EGO.
Hay muchas formas de pechicharme. Por ejemplo cuidar mi cuerpo, pensamientos y palabras; regalarme momentos agradables, levantar mi estima cuando esta decaiga, perdonarme, ser leal a mis principios, permitir que otros me obsequien y atiendan, no dejar que me atropellen y no sentirme culpable ni permitir manipulaciones o saboteos por hacer aquello que me dé satisfacciones y me hagan un ser pleno y feliz, que contagia a los demás con su bienestar.
Cuando reboso mi copa, ésta me provee de mucho más para abastecer a mi próximo —aquel que está cerca mío— y también al remoto. Dice el Cardenal Joseph Ratzinger “El hombre es querido y amado por Dios y su tarea máxima consiste en corresponder a este amor. No puede odiar lo que Dios ama. No puede destruir lo que está destinado a la eternidad. Ser llamados al amor de Dios es ser llamados a la felicidad. Ser felices es un deber humano-natural y sobrenatural”
Cuando me asumo, irradio una grata onda a los demás y les resulta fácil quererme. Este afecto me retroalimenta en un constante círculo perdurable en doble vía, que paradójicamente no es aguardado, como la corriente de un río que jamás vuelve atrás, sino que es surtida por la fuente prodigiosa del Universo. Cuando doy incondicionalmente, la felicidad está en abastecer, solo eso. Y si recibo de vuelta, es un dividendo inestimable que admito con beneplácito, porque es probable que lo haya ganado. “Haz bien y no mires a quien”…
La sanación de mi micro-cosmos se origina en la médula de mi intimidad. En mi búsqueda, hallé el REIKI como ciencia ancestral de sanación y más tarde el HOOPONOMOMO —que significa enderezar lo torcido— método usado por el Dr. IHALEAKALA HEW LEN en el hospital estatal de Hawaii, con locos peligrosos. A través de la sanación del terapeuta y del perdón a sí mismo, se abre la puerta de la sanación holística.
Pero todas las doctrinas conducen al mismo fundamento: AMAR y AMARNOS. Esto significa, hacer cosas positivas por mí y los demás, de forma voluntaria, generosa, sin secuelas. Así de sencillo. Al estar ligados, lo que suceda a otros, me afecta y viceversa; que mejor coartada para procurar un bien equitativo?... Cuando entiendo esto, la visión de mi entorno se modifica sustancialmente, pues me ligo a la humanidad, a través de un cordón latente, que acopio asiduamente para curarnos al unísono.
Como decía Neustad —un periodista argentino— “Por lo menos así lo veo yo”. Y más que verlo, lo presiento… como si la vida me diera pautas… Escribo para recordarlo cotidianamente cuando me dan ganas de darle un pescozón o un cocotazo a alguien… o cuando critico a mi prójimo… si percibo al otro como si fuera yo, no querría hacerlo, cierto?... y ahora a ponerlo en práctica!... y a cogerla suave…
SALUD Y VIDA
Oropéndola

No hay comentarios:

Publicar un comentario